PRUEBA DEL VOLKSWAGEN TIGUAN

En 2020, la segunda generación del Tiguan sopló sus cuatro velas. Ha tenido una carrera exitosa, con ventas que siguen siendo fuertes, a pesar de la llegada del formidable 3008 de Peugeot en 2017.

Ergonomía, controles, almacenamiento y calidad de presentación: nada es original pero todo es impecable, señala Crestanevada Girona. Ofrece un puesto de conducción y una calidad de acabado muy por encima de los competidores del segmento

En términos de espacio, el Tiguan es generoso con una longitud de 4,49 metros y una distancia entre ejes de 2,68 metros, proporcionando un buen espacio para las piernas de los pasajeros traseros. El amplio maletero de piso plano ofrece entre 615 y 1665 litros. El asiento trasero tiene asientos deslizantes y respaldos reclinables, estantes que se despliegan desde los asientos delanteros y un sistema de aire acondicionado específico que permite ajustar la temperatura.

Con siete motores diferentes, transmisiones 4×2 y 4×4 y cambios manuales y automáticos DSG, su oferta a la carta significa que hay algo para (casi) todos. En nuestra opinión, la opción más versátil para muchos compradores es el 2.0 TDI con 150 CV.

Sobre todo porque Volkswagen ofrece por primera vez en su SUV combinar la transmisión 4×2 (la más solicitada) y la caja de cambios DSG 7 (59% de los pedidos del modelo). A pesar de las decisiones del gobierno en contra del diésel, la unidad TDI de 2,0 litros y 150 CV sigue siendo una apuesta segura, especialmente para las empresas que se benefician de las exenciones fiscales. Este «pequeño» motor de 150 caballos también permite contener el consumo, ya que en un recorrido de aproximadamente 600 kilómetros, de los cuales el 60% fue por autopista y el 40% por ciudad, los distintos probadores constataron un consumo combinado de unos 6,4 litros/100 kilómetros.

Con sólo dos ruedas motrices delanteras, el Tiguan 4×2 obviamente va menos lejos que la versión 4Motion en las carreteras. Pero, ¿quién va realmente fuera de la carretera con un Tiguan? En cualquier caso, para llegar a las estaciones de esquí, el Tiguan de dos ruedas motrices -equipado con neumáticos siped de invierno- subirá más fácilmente que un Tiguan 4Motion que no los lleva.

El chasis del Volkswagen Tiguan es muy sensible. Está bien apoyado en las curvas y se beneficia de uno de los mejores niveles de confort de los crossovers compactos. Además, la insonorización es muy buena, lo que lo hace aún más agradable en los viajes largos.

El Tiguan también es muy suave, incluso a bajas velocidades (badenes, tapas de alcantarilla) pero genera, por el contrario, reacciones secas en los cruces de autopista. A pesar de ello, le falta ligereza. Al volante, todo se siente pesado y menos natural. Enfrenta las curvas con cierta inercia (balanceo marcado, dirección reducida), y el agarre del eje delantero se beneficiaría de ser retocado, de hecho el sistema antipatinaje ESP se dispara con demasiada frecuencia en las series de curvas.

El Volkswagen Tiguan no es revolucionario, pero es práctico y ofrece (como opción) los últimos avances tecnológicos. Es el arquetipo de vehículo pragmático y tranquilizador. En definitiva, es una apuesta segura en el segmento, poco sexy a la vista pero fiable y rigurosa.

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