Quienes sigan nuestro sitio desde hace tiempo, probablemente ya habrán leído una prueba realizada durante este viaje tan poco habitual. Si en el pasado había intentado ser original en la elección de la máquina, este año no he corrido ningún riesgo eligiendo la BMW R1200 RT, una máquina destinada a recorrer muchos kilómetros. Hay que decir que su aspecto no oculta su vocación con un gran carenado en la parte delantera, un parabrisas igualmente enorme y sus dos maletas más el top case grande opcional. Así que aquí estoy, preparado para afrontar el evento con una moto ideal para triunfar sin arrepentirme al día siguiente, bueno normalmente, eso ya lo veremos al final. ¿Buscas una moto de ocasión? Encuéntralas todas en el concesionario de motos segunda mano Crestanevada.
A las 8.00 horas, introduzco la primera dirección en el GPS, una opción de BMW, que está más que bien integrada justo detrás de la burbuja, bien a la vista y que se puede controlar en parte con la rueda multifunción del commodo izquierdo. El tiempo justo para llenar el depósito, de 25 litros, y partir hacia el punto de partida, este año en Ciney.
El recorrido, de aproximadamente una hora, permite ver en detalle el salpicadero real. Además de los diales analógicos tradicionales, hay una gran pantalla en color con mucha información, toda ella controlable desde el manillar. Hay mucho para pasar el rato, pero también mucho para entretenerse.
Lo primero que hay que ajustar es la radio. No hace falta subir el volumen, es perfectamente audible y se adapta a la velocidad. Además, el RDS funciona de maravilla, ya que pudimos mantener la misma emisora durante mucho tiempo sin tener que tocarla. A continuación, ajustamos el ESA eligiendo el modo confort para empezar, para no cansarnos desde el principio. Optamos por desplegar la autonomía restante, casi 500 kms, que deberían bastar para hermosas etapas. Es una pena tener que elegir entre autonomía restante, consumo medio o instantáneo, voltaje de la batería, …. Con una pantalla así, podrías haber puesto más.
Así pues, el viaje, en su mayor parte por autopista, nos lleva de Braine-le-Comte a Ciney. La mentonera de la HJC está abierta, oculta tras la burbuja, ninguna turbulencia viene a molestarme. El control de crucero es bastante intuitivo y permite conducir sin obsesionarse con el velocímetro, especialmente en los tramos de trabajo. Basta con cambiar a la marcha adecuada, conectar el sistema y listo.
Al llegar, ya hay otras motos y algunos pilotos están impacientes por empezar. Hay que decir que si elijo los 500 kms, la prueba es en realidad una brevet de 1000 kms, 500 en Valonia, 500 en Flandes con salida alterna cada dos años. Inscripción pagada, recibo el roadbook y la tarjeta de puntuación, pero tengo que esperar hasta las 10.00 para empezar.
Me gustaría aprovechar esta oportunidad para detallar el coche un poco más: en la parte delantera, los dos ojos de ángel, las luces LED circulares queridas por BMW, son preciosas y dan un aspecto agresivo al frontal, y con casi un metro de ancho al final de los retrovisores, parece bastante macizo. Justo después, la Boxer tampoco es una máquina más esbelta, con sus dos cilindros planos. El asiento del piloto y del pasajero parece tan grande que no cabe duda de su comodidad, mientras que detrás se encuentran las grandes maletas y el baúl. Como un lujo de Bmw, la opción Keyride sustituye la llave por una caja RFID, pero el pack confort también incluye cierre centralizado. No, no nos equivocamos, efectivamente es una moto pero entiendan que un botón en su caja desbloquea los maleteros y el sifón de gasolina, basta entonces con pulsar el botón de la maleta o del top case para poder abrir. La llave permanece doblada en el maletín por si acaso.
Los motores arrancan, se da la salida. Primera etapa: Vieuxville (Ferrières) que está a 50 kms. Hay varias escuelas para estas brevets: los que preparan toda la ruta con antelación (nos dan los puntos de control de antemano), los apresurados que programan la más rápida, los paseantes que dejan que el GPS elija la más corta y los aventureros que lo hacen con el rudimentario libro de ruta o incluso los magos, que lo hacen sólo con un mapa…
Si sólo va a tomar las grandes carreteras, perderá parte de la diversión, así que apueste por el estilo turístico y las carreteras pequeñas, a veces con sorpresas que descubrirá más adelante.
Tras el primer control, el programa nos lleva a Vielsalm, el indicador no parece tener prisa por bajar y el consumo de combustible se mantiene un poco por encima de los 5 litros a los cien. Dejé el modo confort para el ESA, debo decir que algunas de las carreteras son bastante duras y si tengo que pasar todo el día rodando así, incluso en una moto GT como la R1200RT, podría arrepentirme.
Ya son más de 90 kms y la mayoría empiezan hacia el tercer encuentro y sorprendentemente, no todos empiezan en la misma dirección. Y por una buena razón, el libro de ruta indica Eselborn… el GPS de Bélgica sabe Elsenborn… ¿cuál de los dos es disléxico? Entre el mapa y el roadbook, la calle no es la misma y ninguna de las dos es conocida por el GPS.
Dos opciones, nos dirigimos a Elsenborn donde debería ser fácil encontrar una manada de moteros o jugamos al escondite con un grupo sin estar seguros del resultado. Yo elijo la primera y, al parecer, no soy el único. Algunos caminos en el borde de los senderos y aquí estoy en la zona de habla alemana, será conveniente pedir direcciones. Y, de hecho, aunque tengas una buena moto, eso no evita que cometas un error. No hay motoristas en el lugar, salvo algunos grupos que parecen tan perdidos como yo.